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viernes, 23 de julio de 2010

Boletin de Sociología # 6 - Primer cuatrimestre del 2010


* Editorial: Los sentidos de la democratización Ver

* De profesos y profesorados: reflexiones sobre el profesorado de la carrera de sociología Ver

* ¿Investigar o jugar a investigar?: Critica metodológica a las metodologías Ver

* Entrevista a Alcira Daroqui, directora de la carrera de sociología. Ver
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De profesos y profesorados
Reflexiones sobre el profesorado de la carrera de sociología.

En el boletín anterior abordamos distintos ejes que consideramos problemáticos en el actual plan de estudios de la carrera de sociología. Entre ellos, el profesorado. Y sí, el debate abierto en torno al profesorado de sociología está dando que hablar. Originado a raíz de inquietudes a propósito de la validez del título para ejercer la docencia en la Provincia de Buenos Aires respecto a otros títulos otorgados por otras facultades y terciarios, el debate ha suscitado ciertas preguntas al interior de la comunidad académica que dieron lugar a la conformación de un grupo de trabajo dedicado a repensar nuestra formación docente, sus problemas y potenciales soluciones. Creemos que la puesta en discusión de los problemas que presenta el profesorado puede ser un punto de partida para problematizar no sólo las posibilidades y límites que ofrece como salida laboral, sino también, cierto sentido común sociológico acerca de cuáles son las salidas laborales legítimas y cuáles no lo son tanto y los supuestos indiscutidos que se esconden detrás de estas valoraciones.



Sin duda que docencia, investigación y trabajo constituyen un trípode que puede ser abordado desde múltiples dimensiones y cada uno de esos abordajes posibles nos llevaría a pensar planos diversos del problema; por ejemplo: ¿Por qué el profesorado está más asociado a la “salida laboral” que a la investigación? ¿No es acaso la investigación un trabajo? ¿Por qué la docencia se representa como un “refugio” frente a quienes no pudieron acceder a una carrera en investigación (entendiéndola como algo selecto y de elites)?

Estos interrogantes nos convocan a reflexionar no sobre asuntos burocráticos ni administrativos, sino que, por el contrario, reenvían a cuestiones profundamente políticas y éticas, en la medida en que nos obligan a reflexionar sobre “nuestro sentido común sociológico” y el modo en que éste nos va guiando en nuestras decisiones. Por supuesto que no renegamos del sentido común, pero entendemos que debemos someterlo a una crítica constante y radical –a una “vigilancia epistemológica”, diríamos.

Desde Contrahegemonía queremos aprovechar este momento en que el profesorado está siendo revisado para repensar nuestra formación como sociólogos, haciendo un alto en la carrera para reflexionar hacia dónde corremos y por qué algunas metas aparecen más valoradas que otras. En esta nota en particular, queremos hacer un recorte de este tema centrándonos en dos cuestiones puntuales: El lugar del profesorado en la carrera, por un lado, y la práctica de la docencia y su relación con la investigación, por el otro.

Empecemos, en una primera aproximación al problema, por darle un vistazo rápido al modo en que se estructura el plan de estudios de la carrera de sociología ¿Cuál es el lugar que ocupa en el plan de estudios el profesorado? ¡Lupa en mano, señoras y señores! Chiquitito pero ahí está, al final del documento, después de un largo detalle de materias y cuestiones relativas a la licenciatura. En el plan sólo se hace mención de las tres materias necesarias para obtener el título de profesor de sociología, señalando la necesidad de tener previamente el título de licenciado/a en sociología. El profesorado aparece en el plan de estudios claramente subordinado a la licenciatura. Pero, ¿acaso la labor docente vale menos que el trabajo como investigador? ¿Todos ingresamos a la carrera de sociología queriendo ser investigadores?

Desde que empezamos a dar nuestros primeros pasos como estudiantes de sociología nos presentan el mundo de la investigación como la panacea de la sociología, como la aspiración máxima que puede tener un sociólogo. ¿Qué nos dicen del profesorado o de las demás salidas laborales que nos abre nuestra formación profesional? Nos dicen tan poco como acerca de las dificultades que se presentan para el acceso a la práctica de la investigación. Porque creemos que empezar a sacar a la luz estas cuestiones largamente silenciadas es empezar a democratizar el acceso a un campo laboral cada vez más restringido, es que esperamos que la discusión sobre el profesorado inicie un debate más amplio sobre el ejercicio de la docencia, la investigación y la relación de ambas con el mundo laboral, pero sobre todo con el modo en que la carrera nos forma para eso.

La propuesta que estamos elaborando desde Contrahegemonía como posible modo de empezar a darle un lugar distinto al profesorado en nuestra formación, es la de habilitar la cursada de las materias del profesorado una vez terminado el bloque de materias obligatorias. Detrás de esta propuesta, que implica cierta transformación del plan de estudios en la que el profesorado pueda aparecer como una elección posible y no subordinada a la licenciatura, pretendemos, no sólo favorecer nuestra inserción laboral sino lograr una revalorización de la práctica docente, pensando las posibilidades que abre tanto para intervenir en el espacio de la escuela media como en el de nuestra propia formación académica.

En cuanto a la intervención en la escuela media resulta interesante pensar en la especificidad del aporte que puede realizar un docente formado en sociología, sumando a esto las potencialidades inherentes a cualquier práctica pedagógica conciente de las posibilidades que abre la “educación como práctica para la libertad”

En cuanto a nuestra propia formación, creemos que el énfasis en la importancia de la docencia permitiría desmitificar a la investigación como una receta de la que siempre desconocemos el ingrediente secreto. Entendemos que la práctica de la investigación sin la docencia es un trabajo a medio camino, dado que la investigación no puede ser, ni entenderse como, una experiencia intransferible. Empezar a valorar la docencia es empezar a creer en las posibilidades que abre una relación pedagógica que no sea sólo un depositar conocimientos acabados en recipientes vacíos, sino una instancia en la que la elaboración de las herramientas conceptuales con fines pedagógicos y la construcción dialógica del conocimiento en el espacio del aula, contribuya a una crítica y reelaboración de los modos en que se piensa y practica la investigación.

Repensar el profesorado, revalorizándolo, es avanzar en una profundización de los lazos de nuestra disciplina con la realidad social en la que necesariamente debe inscribirse nuestra práctica, es, ante todo, volver a poner la mirada sobre las potencialidades de transformación social que abre una práctica pedagógica que sea, en su concepción y en su práctica, conciente y crítica.
¿Investigar o jugar a investigar?
Critica metodológica de las Metodologías

La “cuestión” metodológica es en verdad uno de los debates sociológicos, filosóficos, epistemológicos y prácticos más arduos y complejos de nuestra disciplina. Y posiblemente, no sea posible dar una respuesta, ni encontrar una verdad única.
Pero en el contexto concreto de nuestra carrera, creemos, implica introducirse de lleno sobre todo en un debate político. El interrogante que nos plantea la cuestión metodológica es en apariencia meramente pedagógico: ¿Cuál es el mejor camino para aprender a investigar? Pero responder a esa pregunta implicaría nada menos que una revisión completa del plan de estudios: Y estamos convencidos que esto no se logrará sin un debate amplio del que los y las estudiantes seamos partícipes. Forma parte de una exigencia mayor: la democratización del conocimiento del que tenemos y hemos de hacernos lugar.
Pero además, sería necesario profundizar en el significado de algunos conceptos palabras que usualmente damos por sentado ¿A que llamamos una buena investigación? ¿Qué entendemos como un buen aprendizaje?



En este boletín queremos hacer una crítica de las materias de Metodología de nuestra carrera, pero intentando evitar el lugar común de los debates al respecto de las prácticas de investigación y las metodologías en la facultad: “A investigar se aprende investigando”. Queremos hacer una crítica del funcionamiento real de las Metodologías, no una mera critica en abstracto, sino una concreta, que tenga en cuenta su funcionamiento real de las mismas.
Porqué ¿Es en verdad sostenible decir que actualmente no se investiga en nuestra carrera? Planteado así de manera absoluta, el cuestionamiento es falso y puede ser fácilmente rebatido. A lo largo de las distintas materias de la carrera, los estudiantes atravesamos diferentes instancias de evaluación que se plantean como ensayos de investigación. Monografías, trabajos prácticos aplicados, construcción de pre-proyectos y hasta la producción de pequeños “papers”. Esto es algo sabido: Numerosas materias y seminarios y sobre todo las materias de Metodología ensayan este tipo de experiencias desde hace largo tiempo. Decir entonces que las diferentes materias, y sobre todo las metodologías y los seminarios de investigación no realizan experiencias de investigación es entonces ante todo, falso.
El cuestionamiento por lo tanto debe ser planteado en otros términos. No se trata de si se investiga o no. Sino que tipo de investigaciones producimos en las materias, que tipo de conocimiento, con que fines, que ocurre con los resultados. Y también, pensando en el lugar común que antes mencionábamos, pensar en que tipo de aprendizajes hacemos con estas investigaciones, que forma pedagógica adopta la practica de investigación hoy en día.
En cuanto al primer elemento, consideramos que una buena investigación es aquella que realmente logra aportar algo al debate sobre un determinado tema. Aquella que logra movilizar la critica, incentivar la reflexión, generar una mirada distinta sobre un tema, o abarcar algún elemento que el conocimiento previamente existente no había tenido en cuenta. Es aquella que intenta al menos, trascender el espacio del aula, aquella que aspira a producir efectos políticos, aquella que logra involucrar al investigador-estudiante en el campo que investiga. ¿Podemos decir que actualmente, los ensayos de investigación llevados a cabo en las metodologías cumplen con estas características? No creemos que sea lo más frecuente. Los trabajos prácticos son subestimados sistemáticamente y destinados casi desde el principio a permanecer en los cajones de los estudiantes o los docentes. En las cátedras más populares se intenta adoptar una modalidad tal que los estudiantes investiguen sobre los temas que la misma cátedra viene trabajando. Pero no se alienta por ejemplo el uso de fuentes teóricas y bibliográficas adecuadas, la lectura crítica del conocimiento ya producido en la materia por la cátedra y por otros Sociólogos argentinos, etc. En resumen, no se fomenta una autentica práctica de producción de conocimiento autentico acompañado por los docentes-investigadores.
Se trata simplemente de un “ensayo” que se queda a mitad de camino como producción colectiva de conocimiento por parte de los estudiantes pero también como propuesta pedagógica. La producción del conocimiento está tan centrada en el correcto uso de las técnicas que poco o nada importa el contenido real del trabajo. No importa el conocimiento real que un determinado trabajo pueda aportar a partir de la interpretación teórica de los datos: El epicentro de la evaluación es (y esto los docentes se encargan de transmitirlo insistentemente) el correcto uso de los métodos de análisis, la prolijidad en la presentación y el correcto uso de las normas protocolares académicas. La lógica de evaluación termina desmotivando a los estudiantes, y la producción de los trabajos termina siendo un mero escollo del cual hay que “zafar” sin preocuparse demasiado por la calidad del producto resultante: En los casos en los que está presente. Termina siendo mucho más determinante la nota de los parciales presenciales que la del trabajo práctico.
Profundizando en esta segunda cuestión del proceso de aprendizaje en sí, hay otro gran problema que este padece: la fragmentación entre las distintas cátedras de Metodología. La división entre metodología cualitativa y cuantitativa en diferentes materias con un orden también distinto para cada cátedra, además de reproducir el falso debate entre las metodologías (uno de los mas antiguos y mas perjudiciales para nuestra disciplina), y de dificultar la introducción de la enseñanza de procedimientos tales como la triangulación y la integración de ambas estrategias, llevan (y esto es quizás lo mas grave) a situaciones posibles tales como el caso de un estudiante que por cuestiones laborales o personales, oscila en los distintos turnos de cursada, y pierde la oportunidad de abordar alguno de los paradigmas, completo. Adicionalmente, otros contenidos como la enseñanza de ciertas técnicas y de Software de análisis de datos cualitativos y cuantitativos, tan importantes para las posibles salidas laborales, se enseñan solo en algunas cátedras, y ello aún así con mucha precariedad, en gran parte debido a la ausencia de un ámbito apropiado donde enseñar tales cuestiones(un laboratorio de informática por ejemplo), dependiendo la calidad del trabajo práctico posterior de la experticia en computación que el estudiante ya poseyera previamente, y claro, de la disponibilidad que este tenga de una PC lo suficientemente equipada para poder conseguir y utilizar tales programas.
No es nuestra intención negar los esfuerzos que algunos docentes y estudiantes llevan adelante de manera aislada para que las prácticas de investigación sean lo que verdaderamente deberían ser por si mismas. Pero sí buscamos generar voluntad de debate en cada estudiante y docente que lea estas líneas porque el debate debe ser llevado a cabo en las mismas aulas
No desconocemos la necesidad de avanzar hacia una reforma del plan de estudio que nos permita superar muchas de las dificultades y escollos que se nos imponen a la hora de pensar procesos más amplios de transformación de la enseñanza en nuestra carrera. Pero aún esta necesaria reforma requiere de estos primeros debates, puesto que lo que venga a transformar lo que actualmente tenemos debería avanzar para nosotros en el sentido de lo propuesto en este articulo: producción de trabajos de investigación que realmente aporten al debate disciplinario y que además contribuyan en el proceso de formación de investigadores responsables, críticos y con un profundo compromiso político con los mundos sociales que investigan.
Entrevista con Alcira Daroqui,
-directora de la carrera de Sociología-

Teniendo en cuenta que nos encontramos a escasas semanas de que empiece su gestión en la dirección de la carrera de sociología ¿Cuál es la agenda de trabajo que se trazaron desde la nueva dirección de la carrera para este año lectivo que comienza?

A ver… dos áreas de trabajo. Un área de trabajo que tiene que ver con la gestión académica, tiene que ver básicamente con la situación de designaciones, concursos, fortalecimiento de las materias optativas en la oferta, pero además vamos a trabajar también en el análisis de los programas, tratar de buscar lo que podemos denominar áreas de vacancia, por que recién nosotros a partir del año 2011 podemos plantear la oferta de optativas (…). Entonces trabajar sobre la posibilidad de áreas de vacancia para poder estructurar una oferta de materias que respondan a diferentes intereses y respondan sobre todo a una mirada sobre la sociología actual, una mirada hacia Latinoamérica y sobre todo a la relación de Latinoamérica en el marco de las nuevas re-configuraciones capitalistas, esto para nosotros es clave. Eso digo de gestión académica, materias, designaciones, docentes Ya tenemos reuniones con la AGD, por que lo que queremos es que, en lo posible, todos nuestros docentes tengan renta, que al docente se lo considere un trabajador, y así mismo también promover la cuestión de las dedicaciones exclusivas y semi-exclusivas para retener la mayor cantidad de tiempo a nuestros docentes en nuestra casa. Para eso, paralelamente y simultáneamente, dentro de lo que es gestión académica metemos a la gestión de la cuestión del edificio. Para nosotros pensar retener a los docentes en nuestra casa y a los estudiantes, es retenerlos en lo que es un espacio real, un espacio material, real, donde podamos juntarnos, reunirnos, utilizar el espacio (…) Y la otra cosa es continuar con la política de concursos, una política de concursos que la dirección de Lucas Rubinich y Marcelo Langieri avanzaron enormemente, nosotros vamos a profundizar y vamos a ampliar la cuestión de los concursos.



Eso es una de las áreas y la otra área es: instalar la sociología en el espacio público. Para eso van a estar las revistas, tanto una revista científico académica con referato, con interés fuerte de salir a debatir y a discutir en el espacio científico, y la otra revista que nosotros llamamos, por ahora, aunque el nombre se lo van a tener que poner los jóvenes, “Hacer sociología”, y esa es la revista que pensamos para los jóvenes, una revista sin referato. No implica que los jóvenes no puedan presentarse en la otra revista con refertato, sino que está abierta a todo el mundo. Esta otra revista sin referato [pretendemos que] nos marque más la agenda de discusión política desde la sociología, con rigurosidad científica pero una agenda política de la sociología que nos la marquen los jóvenes. Entonces esta revista será de los jóvenes, acompañados por docentes y por graduados. Dos revistas electrónicas, dos espacios sumado al boletín de sociología que vamos a tratar de reflotar. Y después eventos, pero tomar los eventos como acontecimientos. Pretendemos que las jornadas de sociología sean acontecimientos, donde no solamente pongamos en discusión nuestra producciones académicas científicas, sino también nuestra mirada sobre la universidad, la reforma política, sobre los derechos humanos del presente, (…) etc.
Así, que las jornadas sean un espacio también sobre las currículas de las carreras de sociología de Latinoamérica. Yo estoy muy preocupada por esto por que creo que quizás nuestra carrera de sociología o nuestras carreras de sociología, digo las de Argentina, en el marco de la universidad pública, tengan una mayor voluntad cientista de tener una mayor llegada a amplios sectores de la población y de que esos amplios sectores integren la comunidad sociológica. Tengo mis dudas en el resto de Latinoamérica. Y quisiera saber, no solamente qué formación sociológica, qué vinculación con la realidad política, sino además quiénes son los actores que integran esa comunidad académica en el resto de Latinoamérica.

Pensando en la centralidad que tiene a la hora de pensar en la carrera de Sociología, el plan de estudios de ella, ¿Qué opinión tiene de él? ¿Cuáles creen que sean sus virtudes, cuales sus defectos, y cuales los posibles cambios a hacer?

Yo creo que el plan de estudios de la carrera de sociología es un buen plan de estudios, tiene una cantidad interesante de materias obligatorias, que permite enseñar un perfil de lo que como carrera queremos construir, [igual] deben producirse ajustes. (…) Si yo quisiera pensar en un plan de estudios, no tocaría tanto la estructura sino en la ampliación de la oferta sobre todo en las materias obligatorias, de alternativas de cátedras, miradas, alternativas de miradas sobre lo que se puede comprender por sociología general, por economía, por sociología política. Pero ya en el marco de estas limitaciones que tenemos, pensar que todas las materias obligatorias tienen dos cátedras estamos dando la posibilidad al menos, que no es menor, de que se elija, de que se opte.
Creo que en el marco de las materias obligatorias hay cuestiones para trabajar al interior de las propias materias, al interior de las propias ofertas de programas. Es decir, pensar en términos más pedagógicos la cuestión de trabajar determinados autores, de trabajar las propuestas metodológicas o de investigación desde distintos autores, me parece que se puede, aún con los mismos contenidos, hacer abordajes diferentes. Eso nosotros vamos a trabajarlo por ahora, con el tronco sociológico, nuestra propuesta es ir trabajando, a largo plazo, pero ir discutiendo contenidos y formas, además, de enseñar esos contenidos, establecer una relación de aprendizaje con los alumnos en el marco de esos contenidos, es un tema pendiente. (…)
La otra es fortalecer las materias metodológicas, para eso proponemos entre otras cosas el Laboratorio de Informática, que insisto tiene que ver con fortalecer la formación científica en la investigación de nuestros alumnos desde el grado, no que tengan que esperar una beca CONICET, una beca UBACyT, en posgrado, para empezar a poder investigar o a tener las herramientas para investigar. Además esos proyectos de becas CONICET, o de becas UBACyT, son proyectos que apelan estrictamente a la opción individual. Yo soy una defensora a ultranza de la investigación colectiva. (…) Creo en la investigación colectiva, en la producción de conocimiento colectivo, no desmerezco la producción individual, pero esto también es una trampa del sistema, reducir a los jóvenes a un diálogo consigo mismo, es muy difícil esto de trabajar individualmente la investigación, la investigación es un proceso de comunicación y lo obtura al promover becas individuales. Y las becas de los UBACyT colectivos, son subsidios que no pueden mantener a ningún equipo de investigación, por lo tanto toda la gente tiene que buscar la supervivencia individual, a través de su beca individual, y después integrará o no un UBACyT, un proyecto colectivo. Esto es una división de política científica que nosotros no acordamos, entonces, por lo menos en el grado tratar de buscar espacios colectivos, veremos qué tal éxito podemos tener con eso, es muy poco tiempo, son dos años, al menos plantear la discusión.
Y por último, en lo que es plan de estudios, el tema del profesorado. El tema del profesorado va a ser un tema muy importante para trabajar, para reformar el profesorado, y para darle las herramientas que tiene que tener nuestros egresados para salir al campo laboral y salir también con una construcción de conocimiento que tenga que ver con una proyección política docente y no solamente que tenga que ver con la sobrevivencia.

Siguiendo con este último tema, y pensando en el debate que se abrió en los últimos meses de año pasado sobre el profesorado ¿Cree que sería necesario repensar el rol que ocupa el profesorado en la carrera de sociología? ¿Y cree que sería necesaria una modificación de los contenidos del profesorado?

La carrera de sociología fue la primera que tuvo profesorado, pero aunque reconozco el esfuerzo que hacen los docentes de las tres materias en que se dicta el profesorado, está claro que no podemos pensar en un profesorado con tres asignaturas. No podemos constituirnos como profesores en sociología cuando tenemos una carga de contenidos que son contenidos muy específicos, nosotros como sociología tenemos que construir una orientación hacia el profesorado con materias que tiene la carrera de sociología y que tengan que ver con construir un docente sociólogo. Por que si yo hago didáctica, pedagogía y prácticas de la enseñanza, eso es común a cualquier docente, nosotros además, tenemos que aportar la singularidad de ser docente de sociología. (…) Yo creo que hay que incorporar materias, no tanto cuestionar los contenidos de las materias que se cursan hoy, sino incorporar otras materias que nos nivelen con los otros profesorados en la cantidad de materias. Eso también tiene que ver con la jerarquización del profesorado, pero que ahí encontremos los contenidos de fuerte orientación sociológica y pedagógica para la función docente. Y eso yo creo que para nada es problemático, creo que para nada nos tiene que costar mucho, vamos a pedir, casi diría que va a ser lo más inmediato, junto con esta propuesta, es: no puede ser que nuestros egresados tengan que ser primero licenciados para ser profesores. Es decir, todo estudiante tiene derecho, a un grado relativamente avanzado de la carrera, a poder hacer ambas cosas, poder hacer primero profesorado y postergar un poco la licenciatura si no tiene tiempo, o si desea ser profesor y no desea ser licenciado, cosa que seguro que no nos va a pasar por que nosotros tenemos una fuerte identidad en la formación como investigadores (…)
Además el profesorado tiene que dictarse, todas las materias del profesorado, las que están y las que incorporemos en la reforma, en un horario en donde sea accesible a todos, nosotros queremos jerarquizar el profesorado en ese sentido, no que se inscriban a una materia y vayan cuando puedan por que el horario no le cierra. Entonces, que se curse, que se participe, y que se constituya en una herramienta de discusión política, de proyección académica, de proyección docente, y que tenga peso, peso sustantivo dentro de lo que no es solamente una oferta laboral.

Teniendo en cuenta de que es posible de que este año llegue la propuesta de reforma de las orientaciones al Consejo Superior, ¿qué cree que sucederá con ella?

En general el rectorado es resistente a las reformas del estatuto. Esto también se tiene que medir en términos políticos, esto favorecería un problema grave que tiene la carrera de sociología, que es la regularización de sus docentes, sobre todo de las materias optativas, no de todos, pero parte de los docentes de las materias optativas. Y esto implica una relación de fuerzas diferentes en el marco del gobierno político de la Facultad y de la Universidad. Nosotros, a pesar de que se ha avanzado mucho, tenemos pocos cargos concursados en relación a otras unidades académicas. Y por supuesto, eso nos limita en nuestra participación política porque se requiere que los profesores sean regulares. O sea que las resistencias pueden venir desde observaciones técnicas que planteen a la reforma, que a esas estamos perfectamente preparados para ir a responderles porque no deberemos desechar esa discusión de cuestionamientos técnicos; y lo otro son los cuestionamientos políticos, y esa es una batalla muy distinta de los cuestionamientos técnicos y eso es lo que nosotros, en este marco de relaciones de fuerza, no estamos en las mejores condiciones, eso hay que decirlo, la Facultad y la carrera de Sociología porque esto también tiene que ser asumido por la facultad, (…) [ya] que por otro lado se aprobó por consejo directivo, pero no estamos en el mejor panorama.

Actualmente, uno de los temas que poco se debate en la carrera es acerca de la tesina, ¿Cuál cree que son las herramientas que esta instancia brinda? ¿Y cree que sería necesario recuperarla?

Yo voy a ser absolutamente sincera; yo cuando me reuní con los estudiantes al comienzo de la propuesta mía como directora, desconocía a los estudiantes con los cuales me reunía y me di cuenta que yo iba a hablar de algo antipático y lo que les dije es: creo que hay que pensar, construir consenso, pero discutir el tema de incorporar nuevamente la tesina o un trabajo final monográfico. Yo ese día me encontré con una muy buena respuesta de los estudiantes, no me encontré con un rechazo a ultranza. Creo que sobre todo nosotros, nosotros Sociología, tenemos que pensar en que un trabajo final es un trabajo integrador que no tiene que tener ni la excelencia ni la rigurosidad de tesis de doctorado o maestrías, sino un trabajo final integrador, por lo cual habría que repensar la función de los propios seminarios de investigación.
Hoy, (…) hay que construir la orientación con los estudiantes, hacia dónde quieren orientarse; eso yo lo voy a proponer para trabajo con los estudiantes. A partir de que concluyen las materias obligatorias, trabajar, (…) construir una orientación que concluya en un trabajo final de tesis. En donde, los seminarios que nosotros ofrecemos, además tendrían que responder al menos dos específicamente a esa orientación que quiere el alumno y dos que tengan que ver con la construcción de la tesis o del trabajo final, la construcción de ese trabajo, la construcción metodológica, la forma de plantearse el problema, más allá de que después terminar de escribirla lleve un poco más tiempo que la cursada, eso no importa, pero que esa tutoría, esa asistencia a los seminarios tengan que ver con eso.
Yo aspiro a eso, pero entre otras cosas, hay que pensar que no puede un director estar dos años frente a la carrera, tiene que estar al menos cuatro, aunque no se reelija, no importa, pero cuatro años para poder lanzar esto y no meterse en discusiones electoralistas cada dos años y todas estas cuestiones porque desgastan y (…), por otro lado, nosotros, queremos hacer una política académica, no queremos administrar la carrera, queremos marcar líneas, discusiones, debates; pero dos años, la verdad, nos limitan mucho.
Yo creo que tenemos que empezar a discutir esto; que un estudiante de Sociología no se reciba con un trabajo final, cuando lo que nosotros tenemos es el compromiso de una articulación entre la teoría y la investigación en el grado, ese es el compromiso y ese compromiso se tiene que ver plasmado.

Bueno, con esto estaríamos ¿querrías agregar algo más?

Si. No se dirige una Carrera si no es con la participación colectiva de los distintos actores que componen la unidad académica, así que muchas cuestiones van a ser referidas por la dirección, y deben serlo, por otro lado, porque es una de las responsabilidades de dirigir una carrera, pero gran parte de todo lo que creemos de proyección política, de diseño de política académica y demás, por lo menos ésta es mi propuesta, en esa orientación política se sumen e integren estudiantes, graduados y docentes. No imagino el gobierno de la Carrera si no está integrada por todos estos actores, que exceden los de la Junta, bienvenidos los de la Junta, pero tienen que excederlos Nosotros tenemos que tener la posibilidad de materializar por lo menos una parte de nuestras propuestas, porque ésas van a ser las que se evaluarán, las que se medirán si estuvieron bien hechas o mal hechas, pero no se puede medir, evaluar, ni mejorar, ni contraproponer si no se ponen en marcha las propuestas. Estamos en un permanente debate que no materializa las transformaciones, yo pretendo transformar, en un espacio en el que podamos ejercer nuestra formación docente.

martes, 1 de junio de 2010

Ya salio el Boletín de Sociología Nº6 de ContraHegemonía:



* Editorial: Los sentidos de la democratización A Continuación

* De profesos y profesorados: reflexiones sobre el profesorado de la carrera de sociología

* ¿Investigar o jugar a investigar?: Critica metodológica a las metodologías

* Entrevista a Alcira Daroqui, directora de la carrera de sociología.


Pedilo en la mesa de Contrahegemonía

Los sentidos de la democratización

“no es simplemente un conocimiento nuevo lo que necesitamos; necesitamos un nuevo modo de producción de conocimiento. No necesitamos alternativas, necesitaos un pensamiento alternativo de las alternativas.”
Boaventura de Sousa Santos
Desde ContraHegemonía presentamos un nuevo boletín sobre la carrera con un nuevo desafío a cuestas: contribuir a la construcción de una sociología crítica y rebelde desde un espacio como la Junta de Carrera –en la que somos la minoría por el claustro estudiantil- y aportando a un proyecto político compartido con la nueva dirección de la carrera encabezada por Alcira Daroqui.

Este material retoma los planteos políticos y académicos que propusimos en las elecciones del año pasado, para profundizarlos evitando caer en lugares comunes y en frases trilladas que, aunque puedan ser ciertas, en última instancia, obturan discusiones más productivas; nos referimos a expresiones como “a investigar se aprende investigando”, “la investigación es elitista”, o “el plan de estudios es viejo” por no hablar de aquellos temas que directamente aparecen invisibilizados gran parte de la carrera, como por ejemplo la situación del profesorado en particular, y el lugar que ocupa la docencia en la carrera, pero también en nuestro “sentido común sociológico” –si es que eso existe-.

Para nosotros el verdadero desafío que enfrentamos supone generar los espacios y construir las herramientas que permitan abrir la participación al conjunto de los y las estudiantes en las discusiones en que se juega una parte significativa de nuestro porvenir académico. Así –inventando y/o errando- intentaremos promover instancias para socializar los debates que se den en las juntas, a la vez que buscaremos implicar en esas discusiones a la mayor cantidad de compañeros. Estamos hablando aquí en un sentido de democratización: democratizar la participación estudiantil.

Existe otra dimensión del problema que, a nuestro entender, nos interpela con más brusquedad porque se trata de una dimensión más compleja que viene a mojarle la oreja al sentido común sociológico; queremos tensionar y problematizar las lógicas de producción y circulación de los saberes académicos, y queremos hacerlo a partir de una crítica de las prácticas reales y concretas que se desarrollan actualmente, no para desecharlas sino para aprender de ellas e intentar captar el sentido que les damos y cómo éstas, a su vez, nos van constituyendo a nosotros como sujetos productores de un tipo de saber académico. Nos estamos refiriendo entonces a otro sentido posible para la palabra democratización; en este caso, hablamos de democratizar el conocimiento y el modo en que nosotros, como estudiantes, participamos de su construcción, pero también el modo en que deberíamos participar.

Para terminar esto que es una presentación y empezar con lo que esperamos sea sólo una presentación para seguir profundizando, queremos dejar planteado que para nosotros la sociología se enfrenta con el hermoso dilema intelectual, político y ético que supone lidiar con un objeto que necesariamente se inscribe en un territorio donde la neutralidad no es posible; la sociedad es un permanente escenario de confrontaciones en donde las clases dominantes marginan, excluyen, reprimen y si es necesario liquidan, a la vez que invisibilizan y producen como “no existente” esa opresión.

Nuestra opción es por una sociología rebelde que, interpelando a nuestra propia subjetividad, no se conforme con lo “existente”, que pueda disputar con los saberes hegemónicos y construir herramientas que nos permitan visibilizar los órdenes de inhumanidad que en todos lados se reproducen y, al mismo tiempo, armarnos para la confrontación en la teoría, pero sobre todo, en la práctica.

Es en este sentido que nos sentimos terriblemente movilizados cuando leemos al final de “Los hechos armados” –ese libro que Marín terminó de escribir en los primeros meses de 1976 y que echaba una luz tan fuerte sobre el carácter y las orientaciones que iban asumiendo las luchas sociales en el país-, una frase que sintetiza lo que para nosotros debe ser la determinación intelectual, política y ética de una sociología contrahegemónica que sienta la urgencia de las tareas que tiene que desarrollar: “se nos agolpan y entremezclan infinitos interrogantes, queremos saber más… ¡necesitamos saber más!”