¿Investigar o jugar a investigar?
Critica metodológica de las Metodologías
La “cuestión” metodológica es en verdad uno de los debates sociológicos, filosóficos, epistemológicos y prácticos más arduos y complejos de nuestra disciplina. Y posiblemente, no sea posible dar una respuesta, ni encontrar una verdad única.
Pero en el contexto concreto de nuestra carrera, creemos, implica introducirse de lleno sobre todo en un debate político. El interrogante que nos plantea la cuestión metodológica es en apariencia meramente pedagógico: ¿Cuál es el mejor camino para aprender a investigar? Pero responder a esa pregunta implicaría nada menos que una revisión completa del plan de estudios: Y estamos convencidos que esto no se logrará sin un debate amplio del que los y las estudiantes seamos partícipes. Forma parte de una exigencia mayor: la democratización del conocimiento del que tenemos y hemos de hacernos lugar.
Pero además, sería necesario profundizar en el significado de algunos conceptos palabras que usualmente damos por sentado ¿A que llamamos una buena investigación? ¿Qué entendemos como un buen aprendizaje?
En este boletín queremos hacer una crítica de las materias de Metodología de nuestra carrera, pero intentando evitar el lugar común de los debates al respecto de las prácticas de investigación y las metodologías en la facultad: “A investigar se aprende investigando”. Queremos hacer una crítica del funcionamiento real de las Metodologías, no una mera critica en abstracto, sino una concreta, que tenga en cuenta su funcionamiento real de las mismas.
Porqué ¿Es en verdad sostenible decir que actualmente no se investiga en nuestra carrera? Planteado así de manera absoluta, el cuestionamiento es falso y puede ser fácilmente rebatido. A lo largo de las distintas materias de la carrera, los estudiantes atravesamos diferentes instancias de evaluación que se plantean como ensayos de investigación. Monografías, trabajos prácticos aplicados, construcción de pre-proyectos y hasta la producción de pequeños “papers”. Esto es algo sabido: Numerosas materias y seminarios y sobre todo las materias de Metodología ensayan este tipo de experiencias desde hace largo tiempo. Decir entonces que las diferentes materias, y sobre todo las metodologías y los seminarios de investigación no realizan experiencias de investigación es entonces ante todo, falso.
El cuestionamiento por lo tanto debe ser planteado en otros términos. No se trata de si se investiga o no. Sino que tipo de investigaciones producimos en las materias, que tipo de conocimiento, con que fines, que ocurre con los resultados. Y también, pensando en el lugar común que antes mencionábamos, pensar en que tipo de aprendizajes hacemos con estas investigaciones, que forma pedagógica adopta la practica de investigación hoy en día.
En cuanto al primer elemento, consideramos que una buena investigación es aquella que realmente logra aportar algo al debate sobre un determinado tema. Aquella que logra movilizar la critica, incentivar la reflexión, generar una mirada distinta sobre un tema, o abarcar algún elemento que el conocimiento previamente existente no había tenido en cuenta. Es aquella que intenta al menos, trascender el espacio del aula, aquella que aspira a producir efectos políticos, aquella que logra involucrar al investigador-estudiante en el campo que investiga. ¿Podemos decir que actualmente, los ensayos de investigación llevados a cabo en las metodologías cumplen con estas características? No creemos que sea lo más frecuente. Los trabajos prácticos son subestimados sistemáticamente y destinados casi desde el principio a permanecer en los cajones de los estudiantes o los docentes. En las cátedras más populares se intenta adoptar una modalidad tal que los estudiantes investiguen sobre los temas que la misma cátedra viene trabajando. Pero no se alienta por ejemplo el uso de fuentes teóricas y bibliográficas adecuadas, la lectura crítica del conocimiento ya producido en la materia por la cátedra y por otros Sociólogos argentinos, etc. En resumen, no se fomenta una autentica práctica de producción de conocimiento autentico acompañado por los docentes-investigadores.
Se trata simplemente de un “ensayo” que se queda a mitad de camino como producción colectiva de conocimiento por parte de los estudiantes pero también como propuesta pedagógica. La producción del conocimiento está tan centrada en el correcto uso de las técnicas que poco o nada importa el contenido real del trabajo. No importa el conocimiento real que un determinado trabajo pueda aportar a partir de la interpretación teórica de los datos: El epicentro de la evaluación es (y esto los docentes se encargan de transmitirlo insistentemente) el correcto uso de los métodos de análisis, la prolijidad en la presentación y el correcto uso de las normas protocolares académicas. La lógica de evaluación termina desmotivando a los estudiantes, y la producción de los trabajos termina siendo un mero escollo del cual hay que “zafar” sin preocuparse demasiado por la calidad del producto resultante: En los casos en los que está presente. Termina siendo mucho más determinante la nota de los parciales presenciales que la del trabajo práctico.
Profundizando en esta segunda cuestión del proceso de aprendizaje en sí, hay otro gran problema que este padece: la fragmentación entre las distintas cátedras de Metodología. La división entre metodología cualitativa y cuantitativa en diferentes materias con un orden también distinto para cada cátedra, además de reproducir el falso debate entre las metodologías (uno de los mas antiguos y mas perjudiciales para nuestra disciplina), y de dificultar la introducción de la enseñanza de procedimientos tales como la triangulación y la integración de ambas estrategias, llevan (y esto es quizás lo mas grave) a situaciones posibles tales como el caso de un estudiante que por cuestiones laborales o personales, oscila en los distintos turnos de cursada, y pierde la oportunidad de abordar alguno de los paradigmas, completo. Adicionalmente, otros contenidos como la enseñanza de ciertas técnicas y de Software de análisis de datos cualitativos y cuantitativos, tan importantes para las posibles salidas laborales, se enseñan solo en algunas cátedras, y ello aún así con mucha precariedad, en gran parte debido a la ausencia de un ámbito apropiado donde enseñar tales cuestiones(un laboratorio de informática por ejemplo), dependiendo la calidad del trabajo práctico posterior de la experticia en computación que el estudiante ya poseyera previamente, y claro, de la disponibilidad que este tenga de una PC lo suficientemente equipada para poder conseguir y utilizar tales programas.
No es nuestra intención negar los esfuerzos que algunos docentes y estudiantes llevan adelante de manera aislada para que las prácticas de investigación sean lo que verdaderamente deberían ser por si mismas. Pero sí buscamos generar voluntad de debate en cada estudiante y docente que lea estas líneas porque el debate debe ser llevado a cabo en las mismas aulas
No desconocemos la necesidad de avanzar hacia una reforma del plan de estudio que nos permita superar muchas de las dificultades y escollos que se nos imponen a la hora de pensar procesos más amplios de transformación de la enseñanza en nuestra carrera. Pero aún esta necesaria reforma requiere de estos primeros debates, puesto que lo que venga a transformar lo que actualmente tenemos debería avanzar para nosotros en el sentido de lo propuesto en este articulo: producción de trabajos de investigación que realmente aporten al debate disciplinario y que además contribuyan en el proceso de formación de investigadores responsables, críticos y con un profundo compromiso político con los mundos sociales que investigan.
Pero en el contexto concreto de nuestra carrera, creemos, implica introducirse de lleno sobre todo en un debate político. El interrogante que nos plantea la cuestión metodológica es en apariencia meramente pedagógico: ¿Cuál es el mejor camino para aprender a investigar? Pero responder a esa pregunta implicaría nada menos que una revisión completa del plan de estudios: Y estamos convencidos que esto no se logrará sin un debate amplio del que los y las estudiantes seamos partícipes. Forma parte de una exigencia mayor: la democratización del conocimiento del que tenemos y hemos de hacernos lugar.
Pero además, sería necesario profundizar en el significado de algunos conceptos palabras que usualmente damos por sentado ¿A que llamamos una buena investigación? ¿Qué entendemos como un buen aprendizaje?
En este boletín queremos hacer una crítica de las materias de Metodología de nuestra carrera, pero intentando evitar el lugar común de los debates al respecto de las prácticas de investigación y las metodologías en la facultad: “A investigar se aprende investigando”. Queremos hacer una crítica del funcionamiento real de las Metodologías, no una mera critica en abstracto, sino una concreta, que tenga en cuenta su funcionamiento real de las mismas.
Porqué ¿Es en verdad sostenible decir que actualmente no se investiga en nuestra carrera? Planteado así de manera absoluta, el cuestionamiento es falso y puede ser fácilmente rebatido. A lo largo de las distintas materias de la carrera, los estudiantes atravesamos diferentes instancias de evaluación que se plantean como ensayos de investigación. Monografías, trabajos prácticos aplicados, construcción de pre-proyectos y hasta la producción de pequeños “papers”. Esto es algo sabido: Numerosas materias y seminarios y sobre todo las materias de Metodología ensayan este tipo de experiencias desde hace largo tiempo. Decir entonces que las diferentes materias, y sobre todo las metodologías y los seminarios de investigación no realizan experiencias de investigación es entonces ante todo, falso.
El cuestionamiento por lo tanto debe ser planteado en otros términos. No se trata de si se investiga o no. Sino que tipo de investigaciones producimos en las materias, que tipo de conocimiento, con que fines, que ocurre con los resultados. Y también, pensando en el lugar común que antes mencionábamos, pensar en que tipo de aprendizajes hacemos con estas investigaciones, que forma pedagógica adopta la practica de investigación hoy en día.
En cuanto al primer elemento, consideramos que una buena investigación es aquella que realmente logra aportar algo al debate sobre un determinado tema. Aquella que logra movilizar la critica, incentivar la reflexión, generar una mirada distinta sobre un tema, o abarcar algún elemento que el conocimiento previamente existente no había tenido en cuenta. Es aquella que intenta al menos, trascender el espacio del aula, aquella que aspira a producir efectos políticos, aquella que logra involucrar al investigador-estudiante en el campo que investiga. ¿Podemos decir que actualmente, los ensayos de investigación llevados a cabo en las metodologías cumplen con estas características? No creemos que sea lo más frecuente. Los trabajos prácticos son subestimados sistemáticamente y destinados casi desde el principio a permanecer en los cajones de los estudiantes o los docentes. En las cátedras más populares se intenta adoptar una modalidad tal que los estudiantes investiguen sobre los temas que la misma cátedra viene trabajando. Pero no se alienta por ejemplo el uso de fuentes teóricas y bibliográficas adecuadas, la lectura crítica del conocimiento ya producido en la materia por la cátedra y por otros Sociólogos argentinos, etc. En resumen, no se fomenta una autentica práctica de producción de conocimiento autentico acompañado por los docentes-investigadores.
Se trata simplemente de un “ensayo” que se queda a mitad de camino como producción colectiva de conocimiento por parte de los estudiantes pero también como propuesta pedagógica. La producción del conocimiento está tan centrada en el correcto uso de las técnicas que poco o nada importa el contenido real del trabajo. No importa el conocimiento real que un determinado trabajo pueda aportar a partir de la interpretación teórica de los datos: El epicentro de la evaluación es (y esto los docentes se encargan de transmitirlo insistentemente) el correcto uso de los métodos de análisis, la prolijidad en la presentación y el correcto uso de las normas protocolares académicas. La lógica de evaluación termina desmotivando a los estudiantes, y la producción de los trabajos termina siendo un mero escollo del cual hay que “zafar” sin preocuparse demasiado por la calidad del producto resultante: En los casos en los que está presente. Termina siendo mucho más determinante la nota de los parciales presenciales que la del trabajo práctico.
Profundizando en esta segunda cuestión del proceso de aprendizaje en sí, hay otro gran problema que este padece: la fragmentación entre las distintas cátedras de Metodología. La división entre metodología cualitativa y cuantitativa en diferentes materias con un orden también distinto para cada cátedra, además de reproducir el falso debate entre las metodologías (uno de los mas antiguos y mas perjudiciales para nuestra disciplina), y de dificultar la introducción de la enseñanza de procedimientos tales como la triangulación y la integración de ambas estrategias, llevan (y esto es quizás lo mas grave) a situaciones posibles tales como el caso de un estudiante que por cuestiones laborales o personales, oscila en los distintos turnos de cursada, y pierde la oportunidad de abordar alguno de los paradigmas, completo. Adicionalmente, otros contenidos como la enseñanza de ciertas técnicas y de Software de análisis de datos cualitativos y cuantitativos, tan importantes para las posibles salidas laborales, se enseñan solo en algunas cátedras, y ello aún así con mucha precariedad, en gran parte debido a la ausencia de un ámbito apropiado donde enseñar tales cuestiones(un laboratorio de informática por ejemplo), dependiendo la calidad del trabajo práctico posterior de la experticia en computación que el estudiante ya poseyera previamente, y claro, de la disponibilidad que este tenga de una PC lo suficientemente equipada para poder conseguir y utilizar tales programas.
No es nuestra intención negar los esfuerzos que algunos docentes y estudiantes llevan adelante de manera aislada para que las prácticas de investigación sean lo que verdaderamente deberían ser por si mismas. Pero sí buscamos generar voluntad de debate en cada estudiante y docente que lea estas líneas porque el debate debe ser llevado a cabo en las mismas aulas
No desconocemos la necesidad de avanzar hacia una reforma del plan de estudio que nos permita superar muchas de las dificultades y escollos que se nos imponen a la hora de pensar procesos más amplios de transformación de la enseñanza en nuestra carrera. Pero aún esta necesaria reforma requiere de estos primeros debates, puesto que lo que venga a transformar lo que actualmente tenemos debería avanzar para nosotros en el sentido de lo propuesto en este articulo: producción de trabajos de investigación que realmente aporten al debate disciplinario y que además contribuyan en el proceso de formación de investigadores responsables, críticos y con un profundo compromiso político con los mundos sociales que investigan.
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