jueves, 3 de septiembre de 2009

Dirección y Junta de la Carrera: así funcionan

La carrera de Sociología cuenta con una estructura orgánica de dirección propia. Tal estructura está constituida por dos organismos permanentes: Dirección de Carrera y la Junta de Carrera.

La Dirección

Reglamentariamente la Dirección de Carrera tiene como principal función “organizar y coordinar las actividades académicas relativas a su Plan de Estudio, en el marco de la política académica de la Facultad así como controlar el cumplimiento de todas las disposiciones dictadas por el Consejo Directivo, el Decanato e implementadas a través de la Secretaría Académica referidas a la Carrera, como así también coordinar con la Facultad iniciativas en torno a políticas de investigación, posgrados y extensión universitaria”.



Cada 2 años se realiza la designación del Director por elección directa dividida en tres claustros; profesores, graduados y estudiantes. Elecciones que son de carácter ponderado, es decir, cada claustro representa el 33% del total. A su vez, este 33% representa el 100% de cada claustro. Realizado el acto electoral, la Junta eleva los resultados al Decano para que el Consejo Directivo nombre al nuevo director, ya que estas elecciones directas no son reconocidas por el Consejo Superior, sino que se consideran una consulta no vinculante.
Hasta el año 2001 el director era elegido por la Junta de la Carrera (a la manera en que hoy el Consejo Directivo elige al decano), sin embargo un potente proceso de movilización que exigía la elección directa con el mecanismo de una persona = un voto provocó, luego de derrotado el mismo, que las autoridades implementen el método actual. Sin embargo el resultado lejos está de la reivindicadión inicial: por un lado porque la propia elección directa ha mostrado ventajas pero también desventajas y complejidades (que no podemos discutir a fondo aquí, pero sin dudas una de las más evidentes es el fortalecimiento de una especie de “personalismo” o “presidencialismo” en las elecciones de carreras); y por el otro, porque la ponderación tuvo como objeto desvirtuar el carácter democratizador que estaba por detrás del planteo de una persona = un voto. Hoy, una combinación de fuerzas entre los claustros de graduados y profesores puede convertir en prácticamente irrelevante la opinión del claustro estudiantil, que sin embargo constituye la abrumadora mayoría de la universidad.

La Junta de la Carrera

La otra estructura orgánica permanente es la Junta de Carrera. El primer problema a señalar es que la misma tiene un carácter consultivo. Es decir, entre sus funciones, la Junta tiene como principal objetivo el de asesorar al Director de Carrera o directamente, si le es requerido, al Consejo Directivo de la Facultad. Así, en algunas carreras la Junta se convierte en un elemento decorativo y sin poder de decisión real, que muchas veces ni siquiera se reune. Hay que destacar positivamente, sin embargo, que en Sociología la Junta se reune con regularidad y en forma abierta, y que sus decisiones son tradicionalmente aceptadas como resoluciones vinculantes, tanto por la Dirección como por los demás actores políticos de la carrera.
El segundo gran problema tiene que ver con la estructura antidemocrática del conjunto del co-gobierno universitario. Las juntas de carrera tienen una proporcionalidad más democrática, comparada con los consejos directivos y el superior, ya que se compone de 5 estudiantes, 5 graduados y 5 profesores (los consejos tienen 8 profesores, 4 graduados y 4 estudiantes). Sin embargo siguen reproduciendo varios de sus vicios antidemocráticos: en primer lugar la conjunción de graduados y profesores garantiza la derrota de cualquier posición sostenida desde el claustro estudiantil; en segundo lugar el propio claustro de profesores está solo compuesto por los titulares y adjuntos, excluyendo a todos los docentes “auxiliares”; tercero, estos últimos votan diluidos en un mismos claustro con graduados que ya no tienen ningún tipo de relación con la carrera; por último, los no docentes no tienen ningún tipo de representación con voz y voto. Así, las Juntas de Carrera reproducen el criterio fundamental de todo el cogobierno universitario, es decir, que una pequeña minoría concentre el poder de decisión, mientras que los estudiantes, docentes y no docentes que hacemos cotidianamente la universidad nos encontramos subrepresentados (o directamante exluidos) en la definción de las políticas centrales de nuestras carreras y facultades. El aumento de la representación estudiantil, el claustro único incorporando a todos los docentes y la representación para los no docentes deberían ser punto de partida básico para la apertura de un proceso democratizador en toda la universidad.

A la hora de disputar la representación estudiantil en la Junta la denuncia de esta carácter antidemocrático en nuestro punto de partida ineludible. Sin embargo, muchas veces la propia representación estudiantil aparece completamente alejada de nuestros problemas e inquietudes, o directamente aliada a las fuerzas mas conservadores de la universidad, como ocurre con la UES en el Consejo Directivo. La verdadera apuesta que hacemos desde ContraHegemonía es poder poner estos consejeros a disposición de las decisiones del movimiento estudiantil, es decir que funcionen como canalizador de nuestros reclamos y proyectos en un órgano institucional como es la Junta de la Carrera. A su vez, vemos a los consejeros estudiantiles como los principales responsabes de que las discusiones que se den dentro de la Junta no se queden encerradas en esas cuatro paredes, sino que sean rediscutidas en todo el claustro estudiantil, ya sea para acompañarlas o como para rechazarlas, y de propiciar de esta manera una dinámica de democracia directa y participativa, superando las limitaciones de la mera “representación”.

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