martes, 29 de diciembre de 2009


En estas líneas compartimos las experiencias, reflexiones y objetivos que nos llevaron a los compañeros y compañeras de Lobo Suelto, La Trifulca y La Mella, a dar vida a este nuevo proyecto colectivo.
Con la transformación radical de la sociedad como horizonte, el trabajo de base como cimiento, y la creación de poder popular como perspectiva estratégica; intentaremos contribuir a una construcción política y cultural contrahegemónica.


Banderas en tu corazón…

Como colectivo nos planteamos intervenir en la realidad para transformarla. Porque ésta nos indigna, nos rebela.
Por eso nos negamos a naturalizar el saqueo y la miseria a la que nos llevaron. Nos negamos a acostumbrarnos a que la gente duerma en la calle, a que los pibes no tengan un plato de comida caliente y al despojo y explotación al que somos sometidos los que vivimos de nuestro trabajo.
Esta es nuestra realidad, la de un país injusto y subdesarrollado como la Argentina, donde cada vez somos más los que entendemos que las estructuras políticas tradicionales no tienen la voluntad ni la capacidad de torcer el rumbo. Somos la juventud que vive en esta gran República de Cromañón y que hoy sabe que con el “sálvese quien pueda” nos quedamos todos adentro.
Porque sabemos que no estamos solos con nuestra bronca, con nuestra indignación; entendemos que hay que romper con el egoísmo, el miedo y la desconfianza que supieron imponer los que nos gobiernan. Con sus medios, sus diarios, su violencia, difundiendo sus valores miserables y su cultura de consumo deshumanizante. Por esto estamos convencidos de que nuestra tarea es construir otra política, desarrollar una nueva cultura contrahegemónica.
Nuestra generación tiene en esta hora, el deber y la enorme responsabilidad de devolverle a los jóvenes la esperanza, la utopía, el sueño de que es posible hacer el mundo de nuevo, el ideal de poder construir juntos y desde abajo una sociedad distinta. Nuestra generación asume el desafío de que los miles y miles de jóvenes que hoy expresan su rabia positivamente, haciendo acciones solidarias, ollas populares, haciendo música, talleres teatrales, culturales, trabajando colectivamente, armando grupos de estudio, movidas barriales, haciendo periodismo independiente, organizando apoyo escolar y demás, vuelvan a creer en un proyecto colectivo, que vuelvan a sentir la necesidad de organizarse con sus pares para dar la pelea juntos por cambiar el mundo.
Porque entendemos que necesitamos recuperar y resignificar la práctica política como herramienta transformadora, concebimos a la misma como una permanente disputa por la conciencia. Dar la batalla de las ideas, de la que nos habla Fidel, para romper con el escepticismo es parte fundamental de nuestra tarea.
En este sentido no compramos soluciones abstractas de antemano. Sabemos que no existe ningún programa ni receta mágica para hacer la revolución. También sabemos que son millones los que luchan todos los días, por sobrevivir a pesar de este sistema y contra el mismo. Por esto entendemos nuestra práctica como organización de broncas, como aporte hacia la organización colectiva de voluntades transformadoras.




Banderas rojas, banderas negras…

“No se nace joven. Hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.” José Ingenieros.

Nuestra apuesta política tiende a la multisectorialidad, y esto es así porque no concebimos campos de lucha exclusivos, enclaustrados. Somos jóvenes argentinos que viven en la ciudad y transitan sus barrios, estudian en colegios, facultades y terciarios y trabajan en situaciones de mayor o menor (in)formalidad. Pensamos que un sujeto transformador se construye dando la pelea en cada uno de estos terrenos y nos movemos en esta dirección integradora, que buscamos que nos enriquezca como colectivo.
Esta multisectorialidad es una búsqueda y no una abstracción o una palabra que nos suena linda. Somos concientes de que no todas las trincheras tienen el mismo peso o la misma potencialidad, pero también sabemos que en el estado actual de nuestra izquierda, ningún aporte puede ser menospreciado, y toda construcción alternativa tiene la necesidad de ser encaminada en la pelea más general por subvertir el orden de cosas establecido. Como nos decía Antonio Gramsci, "...Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza..."
Entendemos que la lucha contra este sistema tenemos que darla donde la misma se presente, y que el sujeto político-social de la transformación es una construcción histórica compleja, en la que no pensamos regalarle ni un centímetro más los verdugos de nuestro pueblo.
Nos hemos definido por el trabajo de base porque creemos que el cambio se hace desde abajo, sin creernos dueños de verdades reveladas y cerradas, y en constante diálogo y aprendizaje con nuestros compañeros, ya sea en los barrios, trabajos, colegios, Facultades, etc.
Hemos optado por la construcción del Poder Popular, porque creemos que el pueblo argentino debe crear sus propias herramientas e instituciones y no heredar las de los sectores dominantes. Porque creemos en el protagonismo popular y la democracia de base y no en soluciones mesiánicas ni en transformaciones por arriba.
Nos consideramos anti-imperialistas, porque somos conscientes de que la explotación, el saqueo, las guerras y las miserias de este mundo son valores universales para el Norte con intenciones expansionistas eternas. Porque estamos con el derecho a la autodeterminación de los pueblos y contra el subdesarrollo, la dependencia y el servilismo.
Nos hemos asumido anti-capitalistas, porque caímos en la cuenta de que la historia nos demuestra que no existe una alternativa viable dentro de este sistema, que además de ser injusto es inhumano e insostenible. Porque rechazamos todos los pilares sobre los que el capitalismo se asienta: la explotación, la desigualdad, el individualismo, el egoísmo, el consumismo, la miseria y la opulencia.
Nos sentimos latinoamericanistas, porque no aceptamos la división que nos impusieron para dominarnos, enfrentándonos entre pueblos hermanos mientras que hacemos de “patio trasero” de los amos del norte. Porque estamos convencidos que ningún pueblo latinoamericano alcanzará la emancipación plena en forma aislada. Porque consideramos a nuestro continente, con su realidad histórica de muerte y expropiación, como nuestra Patria Grande, el primer paso hacia la emancipación global.
Y así, nos hemos definido como socialistas, porque aspiramos a construir otra sociedad justa, igualitaria, libre y solidaria, sin opresores ni oprimidos. Entendemos al socialismo no meramente como la socialización de la riqueza y los medios de producción, sino como un proyecto de liberación del ser humano en sí mismo, refundando nuestras relaciones y nuestros objetivos como individuos. La construcción del mundo nuevo es también, siguiendo al Che, la creación de nuevos hombres y mujeres.
En esta línea, con la Organización Estudiantil Lobo Suelto, emprendimos desde finales de 2007 la iniciativa de generar un espacio de estudiantes independientes en secundarios. En un ámbito en el que la política ha pasado a ser mala palabra, nuestro primer objetivo siempre fue la lucha contra la indiferencia. Nos pusimos al hombro la construcción de una organización lo suficientemente amplia para dar lugar a la creatividad y el aporte de cada compañero y lo suficientemente efectiva como para hacerle frente a nuestra doble tarea: la de defender la educación pública y luchar por transformarla al mismo tiempo. Nos definimos de izquierda independiente y entendemos este espacio como un conjunto de personas que queremos cambiar el mundo. Intervenimos en más de 10 colegios secundarios con agrupaciones de base, y no renegamos de nuestro intento por buscar darle un nuevo enfoque a la militancia en cada escuela. Como dijo el Che, a nosotros nos mueve “(…) hacer lo que sea necesario, lo que luzca lógico en un momento dado. Allí la juventud será dirigente.”
Por su parte, La Mella interviene en ocho facultades de la UBA (y también en el CBC). Emprendimos esta apuesta militante hace unos años, entendiendo al movimiento estudiantil como un sujeto político-social dinámico, con una importante historia de lucha y resistencia popular, y con un gran potencial transformador de nuestra realidad. Nuestra construcción es independiente de los partidos políticos, pero nunca de los caminos de liberación que traza nuestro pueblo. Somos la izquierda independiente que intenta construir una fuerza estudiantil contrahegemónica, sin caer en verdades reveladas ni dogmas de aparato. Queremos aportar a la construcción de un mundo mejor y posible sin negar nuestras propias demandas sectoriales, desandando el hilo que une nuestras necesidades específicas, con la realidad general de saqueo y explotación que buscamos subvertir. Como decían los cordobeses de la Reforma Universitaria: “Los dolores que quedan son las libertades que faltan”.

Hemos emprendido también la construcción de un frente de trabajo territorial y cultural, el Colectivo La Trifulca. A través de esta iniciativa intentamos plasmar de manera concreta algunas de las ideas que veníamos mascullando desde hacía rato: un proyecto de liberación social no puede prescindir de una batalla cultural, de la lucha por un nuevo orden de valores. Repudiamos a la cultura como un divertimento para ociosos, como el recreo de una élite o el pan con manteca de una secta de iluminados. Pensamos, con nuestro querido Roque Dalton, que “la poesía, como el pan, es de todos” y por eso buscamos crear desde los barrios, con espíritu unitario, construyendo junto a otras organizaciones de base compañeras. “Producir y experimentar, con sentido popular”, ese es el espíritu de nuestra construcción.

Cuando la noche es más oscura, se viene el día en tu corazón…

“La tarea de un revolucionario es hacer la revolución.” Ernesto Guevara.

Después de la larga noche neoliberal, en este comienzo del siglo XXI el sistema capitalista vuelve a ser cuestionado. Nuestros pueblos se levantan contra un orden injusto y el continente entero vive revueltas, rebeliones y procesos abiertos en los cuales está el evidente desafío de intervenir y aportar en una dirección emancipadora. Ese fantasma que pone en jaque a las clases dominantes y oligarquías locales, vuelve a recorrer nuestra América…
Vivimos un período de crisis donde el capitalismo demostró que es económicamente ineficiente, ecológicamente inviable y humanamente insoportable. Nuestro trabajo y compromiso irán en el camino de construir una verdadera alternativa desde y para nuestros pueblos, entendiendo que la misma no puede estar atada a las bases del mismo sistema que nos explota y nos oprime.
Nos identificamos como parte de una gran tradición de lucha y organización de los pueblos latinoamericanos. Somos parte de una historia que nos precede y que tomamos de conjunto con sus triunfos y sus derrotas. Nuestro reconocimiento de esta tradición, que reivindicamos, lo hacemos con respeto y humildad, pero también convencidos de que sólo apropiándonos críticamente del pasado podremos honrar a nuestros compañeros, a nuestros caídos y a la propia historia de esa América rebelde de la cual nos sentimos parte.
Sabemos que la historia se escribe en un proceso complejo y conflictivo, y que no cae del cielo. Por eso entendemos que nuestra generación tiene la tarea indelegable de construir una herramienta que aporte al desarrollo del poder popular, es decir al poder que tienen los pueblos de escribir su propia historia.
Queremos aportar nuestro pequeño esfuerzo a enfrentar este desafío, y dar con la juventud una batalla por la disputa del “sentido común”, una batalla por realzar la solidaridad a la caridad, lo colectivo a lo individual, la dignidad a la resignación, la rebeldía a la quietud, el diálogo desde abajo a la verdad impuesta desde arriba, el compromiso frente a la indiferencia y la alegría frente a la solemnidad.
Tomamos la humildad como un valor fundamental porque sabemos que lo nuestro es un aporte más en la lucha y la resistencia, porque no somos vanguardia iluminada ni los elegidos de nadie. Pero también somos ambiciosos porque tenemos que bajar nuestros sueños y proyectos desde la altura de nuestros deseos para convertirlos en historia viva, en proceso de lucha política y social real.
Somos parte de la juventud que sabe que no “está perdida”. La juventud que entiende que su rol histórico es aportar a la resistencia y a un proyecto emancipador. Nos reclamamos herederos de la rica historia de la juventud argentina: la de la Reforma Universitaria, la del Cordobazo, la que dio hasta la vida en los sesenta y los setenta, la que resiste y pelea junto al pueblo trabajador.
Somos hijos del 2001. Del 20 de diciembre. Hijos de aquella rebelión popular que con la gente en las calles, las asambleas en los barrios y la unidad de nuestro pueblo, ponía fin al gobierno de De La Rúa en esas históricas jornadas de lucha.
Somos hermanos de Maxi y de Darío. Su lucha es la nuestra, la de una generación entera que no se resigna, que pone lo que tiene que poner y que elige no transar. No transar con el conformismo, con el individualismo ni con el “mal menor”.

Somos la juventud organizada y de pie que pelea por lo que es suyo y es de todos.
La juventud que cree y está convencida de que si nos organizamos y luchamos juntos, otro mundo es posible.
Que podemos tomar el cielo por asalto.
Que podemos hacer la revolución en la Argentina.

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